Navidad es la experiencia del amor sobreabundante que Dios tiene para con cada uno/a de nosotros/as. Tan grande su amor que salió a nuestro encuentro asumiendo nuestra condición humana desde la realidad de la pobreza, de la exclusión, del ser peregrino en busca de alojamiento… realidad que hoy viven tantos hermanos/as nuestros/as.

 

 

 

 

Celebramos Navidad asumiendo nuestra condición de personas en camino, que se van construyendo en el día a día, entre aciertos y desaciertos, alegría, penas y búsquedas por hacer el bien… Su amor misericordioso quiere colmarnos y acogernos siempre de nuevo, dándole sentido, luz, energía y esperanza a nuestro diario vivir. Renovarse en esta experiencia es lo que deseamos para cada uno/a en este tiempo de Navidad.

  

 

 Feliz Navidad y un nuevo año, que nos lleve a lo esencial, a dejarnos amar por el Dios de la vida y por quienes están en nuestro entorno y desde esa experiencia simplemente seguir aprendiendo a amar a los demás con lo que cada uno/a es. Un bendecido 2016!

 

 

 

 

 En este icono se muestra en tres círculos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que se inclinan hacia el ser humano.

  •  El Padre sostiene al ser humano con sus brazos;
  •  El Hijo le sirve en el gesto de amor expresado en el lavatorio de los pies;
  •  El Fuego del Espíritu alienta y fortalece este actuar en conjunto.

 

La Santísima Trinidad nos expresa que nuestro Dios Cristiano, es Dios comunión, un Dios tierno que se revela con rasgos de Padre y Madre, un Dios que nos involucra en sus vínculos de comunión con su Espíritu.  

El centro de esta imagen lo ocupa el ser humano roto y herido. Aquí estamos nosotros/as.

 

 El Espíritu desciende sobre nosotros/as para colmarnos de sus gracias 

y llevarnos a ser discípulos/as de Jesús y ser testigos de su amor. 

Que con su fuerza sigamos ampliando nuestros círculos -desde

nuestro interior-, acogiendo a cada persona como hermano/a, 

buscando el bien en todo momento y dispuestas/os a donar cuanto 

somos desde el reconocimiento de que cada uno/a es un don. 

 

¡Feliz Pentecostés y sigamos compartiendo su vida y misión desde el 

gozo de sentirnos llamados/as a sembrar semillas de amor y esperanza!