Entre palabras y meditaciones de grandes fundadores de congregaciones, se insertó el pensamiento del P. Arnoldo respecto de la Virgen María.
Así podemos constatar que El afirmaba que "María es la pupila de la Santísima Trinidad"
Entre palabras y meditaciones de grandes fundadores de congregaciones, se insertó el pensamiento del P. Arnoldo respecto de la Virgen María.
Así podemos constatar que El afirmaba que "María es la pupila de la Santísima Trinidad"
Navidad es la experiencia del amor sobreabundante que Dios tiene para con cada uno/a de nosotros/as. Tan grande su amor que salió a nuestro encuentro asumiendo nuestra condición humana desde la realidad de la pobreza, de la exclusión, del ser peregrino en busca de alojamiento… realidad que hoy viven tantos hermanos/as nuestros/as.
Celebramos Navidad asumiendo nuestra condición de personas en camino, que se van construyendo en el día a día, entre aciertos y desaciertos, alegría, penas y búsquedas por hacer el bien… Su amor misericordioso quiere colmarnos y acogernos siempre de nuevo, dándole sentido, luz, energía y esperanza a nuestro diario vivir. Renovarse en esta experiencia es lo que deseamos para cada uno/a en este tiempo de Navidad.
Feliz Navidad y un nuevo año, que nos lleve a lo esencial, a dejarnos amar por el Dios de la vida y por quienes están en nuestro entorno y desde esa experiencia simplemente seguir aprendiendo a amar a los demás con lo que cada uno/a es. Un bendecido 2016!
En este icono se muestra en tres círculos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que se inclinan hacia el ser humano.
La Santísima Trinidad nos expresa que nuestro Dios Cristiano, es Dios comunión, un Dios tierno que se revela con rasgos de Padre y Madre, un Dios que nos involucra en sus vínculos de comunión con su Espíritu.
El centro de esta imagen lo ocupa el ser humano roto y herido. Aquí estamos nosotros/as.
El Espíritu desciende sobre nosotros/as para colmarnos de sus gracias
y llevarnos a ser discípulos/as de Jesús y ser testigos de su amor.
Que con su fuerza sigamos ampliando nuestros círculos -desde
nuestro interior-, acogiendo a cada persona como hermano/a,
buscando el bien en todo momento y dispuestas/os a donar cuanto
somos desde el reconocimiento de que cada uno/a es un don.
¡Feliz Pentecostés y sigamos compartiendo su vida y misión desde el
gozo de sentirnos llamados/as a sembrar semillas de amor y esperanza!