El Espíritu desciende sobre nosotros/as para colmarnos de sus gracias
y llevarnos a ser discípulos/as de Jesús y ser testigos de su amor.
Que con su fuerza sigamos ampliando nuestros círculos -desde
nuestro interior-, acogiendo a cada persona como hermano/a,
buscando el bien en todo momento y dispuestas/os a donar cuanto
somos desde el reconocimiento de que cada uno/a es un don.
¡Feliz Pentecostés y sigamos compartiendo su vida y misión desde el
gozo de sentirnos llamados/as a sembrar semillas de amor y esperanza!