En este icono se muestra en tres círculos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que se inclinan hacia el ser humano.
- El Padre sostiene al ser humano con sus brazos;
- El Hijo le sirve en el gesto de amor expresado en el lavatorio de los pies;
- El Fuego del Espíritu alienta y fortalece este actuar en conjunto.
La Santísima Trinidad nos expresa que nuestro Dios Cristiano, es Dios comunión, un Dios tierno que se revela con rasgos de Padre y Madre, un Dios que nos involucra en sus vínculos de comunión con su Espíritu.
El centro de esta imagen lo ocupa el ser humano roto y herido. Aquí estamos nosotros/as.
Por ello, mirando esta imagen te invitamos a que procures acercar la Trinidad a tu experiencia cotidiana; te invitamos a colocar en el centro del relato la propia humanidad rota y herida, la humanidad que sufre a tu alrededor y en el mundo, como tu propia humanidad. Este Dios Uno y Trino nos envuelve en su amor y restaura nuestra dignidad. Confíale a Él:
· A los que comparten la vida contigo… (colócalas en el centro)
· A quienes encuentras en tu caminar cotidiano...
· A aquellos hermanos/as que no conoces pero que sabes que sufren hambre, explotación, abandono en los diferentes países…
· También tu propio ser, con sus heridas…
Contemplando esta imagen, atrévete a integrar esta comunidad de misericordia que nos ha revelado Jesús, al enseñarnos el camino al Padre dejándonos para ello, la presencia consoladora y vivificadora del Espíritu Santo.