IMPLOREMOS LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo Ven....
Si tu no vienes nos faltaran las alas para la plegaria,
desgastaremos el silencio y las palabras, si en lo escondido tu voz no clama.
Si tu no vienes sería imposible el abrazo del re encuentro con el hermano que la ofensa puso lejos, si tu no enciendes de nuevo el fuego.
Pero si vienes a recrearnos y con un soplo das vida al barro, como un artista iras plasmando un rostro nuevo de hijos y hermanos. Por eso, ven, Espíritu Santo ven. Espíritu Santo ven...
Si tu no vienes olvidaremos la esperanza que llevamos, sucumbiremos al desanimo y al llanto.
Si tu no vienes a consolarnos.Si tu no vienes evitaremos el camino aconsejado por el Señor de las espinas y el calvario, si tu no vienes a recordarlo.
Si tu no vienes nuestra mirada será ciega ante tus rastros, la poca fe dominara lo cotidiano, si no nos donas el ser más sabios.
Si tu no vienes y no sacudes con tu viento nuestra casa y con un sello de profetas nos consagras, tendremos miedo, si no nos cambias
Cuando tenemos una esperanza total en la vida, a pesar de nuestras caídas y nuestras dudas.
Cuando se siente la desesperación y, sin embargo, se experimenta un consuelo interior que nadie nos puede quitar.
Cuando experimentamos el desgarrón de la muerte propia o ajena y la sabemos asumir con fe y esperanza.
Cuando aceptamos libremente una responsabilidad, aunque no tengamos claras perspectivas de éxito y de utilidad.
Cuando vivimos con serenidad y perseverancia la existencia de cada día, a veces amarga, decepcionante y aniquiladora, y la aceptamos por una fuerza cuyo origen no podemos abarcar ni dominar.
Cuando nos entregamos sin condiciones y cuando el caer se convierte en un verdadero estar de pie.
Cuando en el fondo de nuestras interrogantes y nuestros conocimientos nos sentimos abrazados por un misterio que nos acoge y nos salva y que experimentamos como el fondo más profundo y auténtico de nuestro ser.
Cuando vivimos las tinieblas del aparente sin-sentido en nuestra vida, porque esperamos una promesa que no podemos entender.
Cuando vivimos las experiencias fragmentarias del amor, la belleza y la alegría, como promesa del amor, la belleza y la alegría plena que un día recibiremos junto a Dios.
Cuando somos capaces de orar en medio de las tinieblas y el silencio, sabiendo que siempre somos escuchados, aunque no percibamos una respuesta que se pueda razonar.
(Esta oración fue compuesta por el teólogo Karl Rahner 1904-1984)
(de Juan XXIII – adaptación)
Pentecostés, día de fiesta en tu iglesia Señor
Pentecostés, día de hermandad y amor
como viento impetuoso enviarás tu Santo Espíritu
y a las almas redimidas salvarás
como río caudaloso de amor derramarás
y tu iglesia con poder renovarás
¡Cristo, Cristo, Cristo!
Pentecostés, día de fiesta en tu iglesia Señor
Pentecostés, día de hermandad y amor
como lenguas de fuego avivarás nuestras almas
y alabanzas nos saldrán del corazón
y seremos las semillas que darán frutos de amor
cantaremos maravillas del Señor
¡Cristo, Cristo, Cristo!
Pentecostés, día de fiesta en tu iglesia Señor
Pentecostés, día de hermandad y amor
como símbolos de amor unirás los corazones
y seremos como hermanos ante Dios
compartiendo nuestras vidas
compartiendo nuestro pan
marcharemos de la mano hacia el Señor.
¡Cristo, Cristo, Cristo!
(letra de un canto)