Pentecostés, la fiesta que desconcierta a cuantos estaban en Jerusalén, pues un grupo de hombres que parecen embriagados hablan en todas las lenguas y alaban las maravilla del Señor en sus vidas.
Dejémonos embriagar por su Espíritu y que su amor nos conduzca allí donde Él quiere en nuestra vida interior (personal), en nuestra vida familiar y comunitaria, en nuestro trabajo y/o servicio, allí donde nos encontramos y en todo lo que somos. El amor siempre nos llevará hacia el Amado y hacia aquellos a quienes El ama. Por ello, uno/as por otro/as imploramos para que nada nos distraiga de seguir las huellas del Amado en nuestra historia y de anunciar su amor a todos/as que los buscan hoy.
¡Espíritu dador de vida, vivifícanos hoy y siempre!
Feliz Pentecostés para ti y tu familia , con cariño, un abrazo, te lo desean
Tus hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo