Dios ha pintado el arco iris de una diversidad de colores que muestran su hermosura.

Y ha pintado el rostro del mundo con una diversidad de culturas.

Todas ellas, ahora, interconectadas en una maraña de relaciones y redes globalizadas.  

Rica y compleja fusión de mixtura cultural,

que niega cualquier intento de huida a esta realidad multicultural.

 

Conjunto de potencialidades, riquezas y sueños de humanidad,

que buscan, en lo más íntimo, vida, justicia, armonía y equidad.

Misionero/a de rostro intercultural, protagonista eres en este conglomerado de culturas, de encuentros y desencuentros, de alianzas y fracturas.

Configura el futuro de este mosaico de identidades, desde la interculturalidad, reto principal en todas las latitudes.

Apuesta por las relaciones de integración cultural, y la primacía de la paz, fruto de la cooperación inter-confesional.

Misionero/a de rostro intercultural.

La diferencia y alteridad no son un defecto ni un obstáculo para la misión sino, misterio, novedad, riqueza y don.

La infinidad de culturas en interrelación, es punto de partida y espacio de acción para la evangelización.

Misionero/a de rostro intercultural.

En un mundo adulto y plural, el misionero/a - primer actor y conductor, no tiene lugar.

En un mundo de relativismo cultural, el misionero/a - control y norma última, problemas ha de encontrar.Misionero/a de rostro intercultural

En medio de un mundo cercado con muros, sistemas y trincheras, tiende puentes de solidaridad, unidad y amistad sinceras.

En un mundo desbocado y de patas arriba, sienta a todos en la mesa de la justicia, la verdad y la vida. 

Misionero/a de rostro intercultural

Vive tu ser intercultural: Impulsando la vida presente en las culturas, en vez de querer purificarlas, rescatarlas o salvarlas.

Respetándolas y apreciándolas, en lugar de juzgarlas y condenarlas

Reconstruyendo y reinventando, en lugar de neutralizarlas y destruirlas.

Tejiendo redes de solidaridad, en lugar de marginarlas e estigmatizarlas.

Aprendiendo y escuchando, en lugar de enseñarlas y apabullarlas.

 

Misionero/a de rostro intercultural

Pasa al suelo sagrado de los otros con los pies descalzos, con el sombrero en la mano y tus dones prestos para alcanzarlos.

Siente el aroma y recoge las flores de los campos de otros mundos, y aprende a beber del agua de vida de otros pozos profundos.

 

Misionero/a de rostro intercultural

Vas a encontrarte con otros rostros, reflejo de tu humanidad.

Vas a abrirte desde lo propio a lo ajeno en una relación de igualdad.

Vas a reconocer lo diferente que hará creíble tu misión, y a construir, juntos, una Tierra sin Mal al mismo ritmo del corazón.