“La vida latente en medio del derrumbe.
En medio del derrumbe surge la vida,
entre replica y replica”
El miércoles 31 de Marzo, iniciamos nuestra experiencia de Misión Express 27 religiosas de diferentes congregaciones, llenas de muchas ilusiones y sobre todo mucho amor para compartir; con cierto temor de no saber con que nos íbamos a encontrar. En el camino ciertas dudas se fueron disipando al observar como tantos pueblos y ciudades fueron sacudidas violentamente por el terremoto y tsunami, mostrando con dolor un pueblo en ruinas, casi fantasma daba la impresión de haber sido bombardeados. Nuestra garganta se apretaba y nuestro corazón se angustiaba al pensar con que nos encontraríamos, ya que a medida que avanzábamos la destrucción aumentaba notablemente.
Al llegar a la ciudad de Talca nos quedamos mudas y nuestros ojos se llenaron de lágrimas al encontrarla en ruinas muchos sectores del centro, muchos escombros, ruinas y polvo por todas partes. Nos parecía impresionante que a un mes del desastre la realidad sigue siendo tan fuerte y cruda. Desde aquí nos trasladamos en una pequeña liebre al pueblo de Cumpeo, el chofer no dudo en ocupar dos de sus asientos con todo nuestro equipaje, los pasajeros nos saludaron con alegría y sorpresa al ver tanta monjita junta, llegamos a nuestro lugar de misión a las 17:30 horas, luego de un largo viaje. Ahí nos esperaba una anciano sacerdote con muchas esperanzas en nosotras, para apoyar a su pueblo, se notaba triste y dolorido por la perdida total de su templo y varias salas, solidarizando de está manera con su pueblo caído y en ruinas. Sin embargo pese a su pobreza habían preparado un almuerzo para recibir a las religiosas, el pueblo estaba informado de nuestra llegada, por lo mismo luego de almorzar y dejar las cosas nos pusimos en camino, la gente nos saludaba sorprendida, el pueblo como tal estaba en ruinas especialmente el casco antiguo en su totalidad, los escombros, basura y mucho polvo eran visible en todas partes, ya que se estaban realizando lo derrumbes de lo que quedo en pie y en mal estado. Todo esto nos toco fuertemente nos sentimos impactada al constatar en carne propia la magnitud del desastre.
La primera familia visitada nos abrazo como buscando protección y consuelo a tal miseria, nos sentíamos motivadas a escuchar, observar, acoger y abrazar y consolar. Luego finalizábamos rezando, estimulándolos y animándolos a levantarse, a confiar y seguir adelante. En cada hogar dejamos la estampa de Jesús Misericordioso al que recibían con mucha alegría y lo ponían en sus altares. Lo que nos llamo enormemente la atención al ver como en cada rincón tenían velas encendidas junto a sus santitos tan querido por nuestra gente sencilla. Caminamos hasta el caer de la noche, regresamos contentas de haber podido llegar a varias familias la primera tarde.
Al día siguiente iniciamos nuestro servicio con la oración de la mañana preparada en forma alternada por cada una de las integrantes de nuestra nueva comunidad intercongregacional. Salimos como grupo dando testimonio de unidad y de familia abarcando los lugares más lejanos del pueblo a petición del Párroco y colaborando en la liturgia del día, las horas y días se hicieron cortos.
Entre replica y replicas tanto de día como de noche fuertes y suaves compartimos con hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y niños las angustias, miedos, temores y esperanzas frente a lo vivido el día 27 de febrero.
Pese a todo lo anterior quisiéramos destacar la inmensa riqueza de nuestra gente sencilla, valiente que ante el sufrimiento y dolor, mantienen una fe sencilla, fuerte enraizada en una religiosidad popular.
Como religiosas nos sentimos agradecidas de Dios, enriquecidas y fortalecidas en la fe y en nuestra vida como mujeres consagradas, al haber compartido cuatro días intensamente en una realidad tan impactante. Siendo testigo en medio de un pueblo caído, al cual le faltan tantas cosas, el frío se hace palpable por las mañanas y noches. La reconstrucción de casas, familias y vida personal tomará mucho tiempo; en esa comuna se están demoliendo 2000 casas. Pero pese a lentitud de todo tienen esperanzas, ya que están al tanto de la realidad que vive nuestra Patria, se saben que no son los únicos, pero esperan por lo menos dormir tranquilos, descansar de tantas replicas que los hacen permanecer asustados. Temen a un invierno crudo y con falta de trabajo, ya que la temporada de manzanas y kiwis pasarán pronto. No saben lo que vendrá y lo que le espera, sin embargo pese a todo confían en Dios.
Agradecemos al Dios Uno y Trino por habernos permitido ser participes de esta gran misión Post Terremoto, por haber sido parte de estas 62 religiosas, que compartimos una semana santa diferente la que quedará grabada por mucho tiempo en nuestras mentes y corazones. ¡Gracias Señor!
Santiago, 10 de Abril 2010
Hnas: Cristina Hoar y Purísima Valero
Experiencia compartida en el pueblo de Cumpeo, VII REGIÓN. Comuna de Río Claro, Talca.
Desde: 31 de Marzo al 04 de Abril, 2010.
Parroquia:
Pbro: Enrique Leiva.
Integrantes:
Hna: Cristina Hoar (SSpS)
Hna: Ivonne Donoso (Hijas de Santa Ana)
Hna: Edith Muñoz (Hijas de Santa Ana)
Hna: Macarena Manque ( Congregación de Jesús)
Hna: Pury Valero (SSpS)