Un saludo cordial en el mes de la patria, de la Biblia y de La Virgen. ¡Que la Virgen del Carmen proteja, de un modo especial en este mes, nuestro país y nuestro servicio misionero!

 

 

Quisiera aprovechar, estas celebraciones para reflexionar con ustedes, sobre lo que significa pertenecer a un lugar, sentirse en casa, “hacer patria” como dicen algunos.

Celebrar las fiestas patrias, días en que se nos invita a hacer memoria de los acontecimientos importantes que nos constituyen como nación, como es la Independencia. Hecho que se logra gracias a la organización y lucha de muchos que buscaban modos nuevos de constituirse; así podemos reconocer que la Historia de nuestras naciones revelan un cambio de paradigmas para los de su época y desafíos diversos a superar, por lo cual fue necesario ir encontrando los elementos que nos constituyen como una nación y nos distinguen de otras.

 

Son construcciones históricas realizadas por personas sujetas a las transformaciones que implica el paso del tiempo. Sin embargo hay símbolos que permanecen y nos identifican o al menos, nos hacen sentir miembros de un grupo determinado de personas. Así, vemos que en nuestras casas aún lucen con sus banderas, en nuestras comunas se organizan las ramadas o fondas, nos recordamos de nuestro baile nacional “La Cueca” y de las comidas y juegos típicos, expresiones exteriores que nos recuerdan que somos chilenos. Con todo, podemos preguntarnos:

 

  • ¿Hay algo más qué decir y qué hacer para llegar a ser una patria de hermanos/as?

 

  • ¿Qué nos dice esta situación a nosotro/as que anhelamos anunciar el amor de Dios a todos y que lo hacemos desde nuestra multiplicidad de razas y culturas?