Misión es partir, caminar, dejar todo, 
salir de sí, quebrar la corteza del egoísmo 
que nos encierra en nuestro yo.

 

Es parar de dar vueltas alrededor de nosotros mismos 
como si fuésemos el centro del mundo y de la vida.

 

Es no dejar bloquearse en los problemas del mundo pequeño 
a que pertenecemos: La humanidad es más grande.

 

Misión es siempre partir, más no devorar kilómetros. 
Es sobre todo abrirse a los otros como hermanos, descubrirlos 
y encontrarlos.

 

Y, si para descubrirlos y amarlos es preciso atravesar los mares 
y volar por los cielos, entonces misión es partir 
hasta los confines del mundo.

 

Monseñor "Dom" Helder Câmara