Con la invocación "¡Ven, Espíritu dador de vida!" nos unimos cada día, como comunidades misioneras presentes en Chile, en oración preparándonos para nuestra gran fiesta de Pentecostés. 

 Es una alegría poder encontrarnos y compartir nuestra preparación que evoca la presencia del Espíritu en medio de nuestro caminar cotidiano. El sostiene nuestra fe y nuestra esperanza, nos impulsa a cuidar la vida en todas sus manifestaciones y nos invita a ir al encuentro del que está desolado, excluido o abandonado... Por ello, a lo largo de estos días profundizaremos: ¿Qué nos ofrece la experiencia de confinamiento que estamos viviendo?; La pandemia pone en evidencia otras realidades de dolor y sufrimiento vividos; En medio de la penumbra emerge la luz; Su presencia nos sorprende e impulsa a actuar como José; Jesús, sabiduría encarnada; La mujer como el rostro femenino de Dios (la Ruah); El Espíritu nos sintoniza con Dios y con lo que tenemos para construir el Reino; Hijo de Dios y herman@s entre nosotr@s por el Espíritu y queremos concluir  agradeciendo como "El Espíritu nos conduce a la fiesta del encuentro"

Señor dador de vida, sostennos en nuestro peregrinar como herman@s que soñamos junt@s un mundo que posibilita la vida y el convivir pacifico entre tod@s.