Nuestra Hna Anneliese Meis, ofrece su testimonio sobre "La importancia de los Estudios Patrísticos en la Facultad de Teología PUC" en https://www.youtube.com/channel/UCspmw-ieXtUfARCOtSCEwYQ

 

El presente Testimonio ha sido elaborado a pedido de la Presidenta de la Asociación Internacional de Estudios Patrísticos Patricia Ciner y expuesto en el AIEP

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1- ¿Cuándo y por qué decidió dedicarse a los Estudios Patrísticos?

Mi decisión de dedicarme a los Estudios Patrísticos remonta a la explicación del texto original griego de la Odisea de Homero dada por Oscar Velásquez, que me produjo la admiración por los estudios clásicos que profundicé durante muchos años hasta hoy, por el contacto amistoso con don Oscar como destacado filólogo y conocedor de Platón.

Posteriormente, mi dedicación a los Estudios Patrísticos cristalizó en mi tesis doctoral en Teología Dogmática, La confesión de fe en el Espíritu Santo en el siglo II 2 , guiada por Jorge Medina quien, con maestría bajo grandes exigencias, me permitió penetrar en el mundo fascinante y desafiante de los Padres de la Iglesia. Estos, pues, iban adquiriendo creciente importancia en la elaboración de los documentos del Concilio Vaticano II, en la cual mi profesor guía participó personalmente, apoyado por sus amigos Henry de Lubac y Hans Urs von Balthasar.

En efecto, opté por dedicarme a investigar la confesión de fe en el Espíritu Santo, atestiguada por autores del siglo II, cuyas obras contenían fórmulas incipientes del Credo apostólico desde Ignacio de Antioquía hasta Hipólito de Roma, pasando por Clemente Romano, Justino, Ireneo, Tertuliano, que junto con la certeza de fórmula aportan aspectos dogmáticos genéticos transversales, valiosos para entender la evolución del dogma - peculiarmente desafiante respecto a la divinidad del Espíritu Santo. Esto me exigió ejercitar con provecho el método histórico crítico de las formas -método no muy afín a mi forma mentis inclinada a la Filosofía y formada en ella durante muchos años. De hecho, intuí que al método histórico crítico le faltaba aquel vuelo especulativo que Juan Ochagavía nos trasmitió en sus inolvidables clases del desarrollo del dogma cristológico trinitario, partiendo de los Padres de la Iglesia para llegar a los más destacados teólogos actuales.

Este “vuelo especulativo”, según mi parecer, el sentido “espiritual” en la interpretación de los textos, según Orígenes, en aquel entonces no estaba permitido en la Facultad de Teología, donde Sergio Zañartu comenzó a capacitarnos en el rigor metodológico de “ir al texto” en busca de “ideas claras y distintas” -método con que este gran maestro puso el fundamento para el desarrollo impresionante de la Patrología en la Facultad de Teología en Santiago de Chile.

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