Un homenaje a nuestro fundador en el día de su cumpleaños.
El misterio del Padre, plasmado en Arnoldo Janssen por su “autoridad de padre”, ejercitado “con corazón de madre”...
Si bien las causas de la crisis de la sociedad actual son múltiples, resalta una que quisiéramos reflexionar en vísperas de los cumpleaños de “nuestro padre fundador”, como dice Don Mario de la Fundación Espíritu Santo a los docentes de nuestros colegios en el día del profesor 2021: el ser una “sociedad sin padre”. No analizaremos esta orfandad, sino quisiéramos tan sólo iluminarla desde el misterio del Padre Celestial, que Arnoldo Janssen desvela con “autoridad de padre” y “corazón de madre”- Andrzej Miotk- a sus hijos e hijas y a todas las personas que se inspiran en nuestra espiritualidad en cuanto comprensión novedosa con tres características:
1) El Padre es “comunicabilidad”.
Cuando Arnoldo Janssen define al Padre como “comunicabilidad”, se diferencia de la figura lejana del padre, desfigurada tanto por el arte como por la experiencia originaria humana. Esta comunicabilidad se plasma en las procesiones intradivinas del Padre, de “su divina majestad”, “plenitud” y “amor necesitado de comunicarse”, sientiéndose el Padre “urgido” a engendrar por si mismo “desde toda la eternidad al Hijo y exhalar junto con el Hijo al Espíritu Santo, para comunicarles la plenitud de su propia divinidad”, A 56/104.
2) La paradoja de ser “Si mismo” y su comunicación al “otro”.
Si bien Arnoldo Janssen insiste en que el Padre es “por si mismo”, muestra como este “Si mismo” no lo aísla, sino que se torna posibilidad incondicional para comunicarse a otro ad intra-Hijo y Espíritu Santo- y ad extra a las criaturas en aquel “existir uno en el otro”, -sin confundirse- conocido por la experiencia del amor humano. El padre fundador explica esta experiencia, haciendo suya la interpretación de Tomás respecto al mandato de amar al prójimo como a si mismo, cuando afirma que este amor no consiste en “amar al prójimo tanto como a uno mismo”, sino en que “el amor a nosotros mismos” debe ser “el modelo y ejemplo para cómo amar al prójimo”. De ahí que el “si mismo” del Padre, por muy paradojal que parezca, tiene su atisbo más profundo en el amor humano y su misterio, A30/529.
3) Un amor “desinteresado” para ser imitado
Arnoldo Janssen nos ofrece un ideal anhelado por el corazón humano desde siempre, pero cuestionado, de modo radica,l por nuestra convivencia actual. Sin embargo, tal “amor desinteresando” es la única respuesta posible al gran amor que el Padre nos tiene, Jn 3,16, al entregarnos “todo”. De ahí que “amor es entrega”, que urge a imitar el “amor desinteresado” tanto del Padre cuanto del Espíritu Santo como aquel misterio de “amor maravilloso, profundo y sin fondo, con que el Padre comunica todo su ser al Hijo en el Espíritu Santo A 30/316.
A modo de conclusión
El misterio del Padre, plasmado en Arnoldo Janssen por su “autoridad de padre”, ejercitado “con corazón de madre”, nos anima realizar la paternidad espiritual -svd, de ideas más claras y distintas y la maternidad espiritual -ssps, de ternura más difusiva, como sostenida y desbordada por un amor infinito, al emprender juntos con todos los miembros de la Iglesia el camino sinodal, al cual el Papa Francisco nos convoca, buscando horizontes nuevos en medio de la penumbra de nuestra sociedad en crisis.
Hna Anneliese Meis, ssps