Vamos a meditar brevemente la explicación del triple descenso del Espíritu Santo en la historia de la salvación, que el Padre Arnoldo ofrece en referencia al descenso del Espíritu Santo” sobre “la creación”- Gn 1, 1s; sobre Cristo Lc 1,35;  y sobre la Iglesia desde Pentecostés, Hch 2, 1-14. Meditación hecha oración en la Vigilia de Pentecostés realizada en nuestra Casa Provincial.

 1. Creación:  Gn 2, 7/ Jer 3, 8; Rm 8,29

Explicación de Padre Arnoldo: El descenso del Espíritu Santo al comienzo de la creación         

En su interpretación del relato de la creación cuando “el Espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas” Gn 1,1s- el Padre Arnoldo explica tres ideas:  el designio amoroso eterno; el “Espíritu vivificador” y el “Espíritu Santo el amor”. Es importante que el descenso del “Espíritu divino” se origina en el “designio de poder y amor” para con “la tierra” y “el género humano” y su “preparación”. Este designio, según Jer 31, 3, significa que Dios nos ha amado con amor eterno, lo que el Padre Arnoldo profundiza, según Rm 8,29, afirmando, que Dios  a los que conoció de antemano, los predestinó, de hacerse semejante a la imagen de su Hijo” (Rm 8, 29), un regalo inmerecido del Espíritu Santo” (A 30/312), que se basa en un conocimiento amoroso previo, de  ”ser conformes a la imagen de Su Hijo, es decir, “adquirir la forma del Hijo” de modo dinámico a través de un proceso de “hacerse semejante”: ¿ A qué?: a la imagen de Su Hijo, que es la del Señor Resucitado-“glorificado”- Para el Padre Arnoldo, hay entonces una distinción entre “semejanza” e “imagen”, imagen natural y semejanza sobrenatural (A 31 635),- Gn 1,26-. La meta de este designio finalmente, es que Cristo sea el Primogénito “entre muchos hermanos”. Nos asemejamos a EL por el Espíritu en una semejanza desemejanza que nos hace “esposas suyas” -Cant 2, 11-16, es decir, del “Espíritu Santo- Amor”.

Esta hermosa verdad sintetiza el Padre Arnoldo así: “El Espíritu Santo ama, y por eso comunica a las creaturas tan maravillosos dones, como lo es el origen de la vida” “¡Que maravilloso, que de la tierra fría oscura brotan tan bellas flores con un perfume dulce!”

 

2. Concepción: Lc 1, 35;1,38

Explicación del Padre Arnoldo: El descenso sobre Cristo

La explicación del descenso del Espíritu Santo sobre Cristo de parte del Padre Arnoldo resulta, especialmente, significativo en cuanto nexo entre el descenso del Espíritu Santo sobre la creación y sobre la Iglesia: el Padre Fundador resalta tres aspectos del descenso sobre Cristo

 -El Espíritu Santo nos ha dado a Cristo, según Lc 1,35; Cristo recibe pasivamente al Espíritu Santo y en la Pascua lo entrega activamente a nosotros, sopló sobre ellos…

-Cristo recibe al Espíritu Santo “mismo”, no en cuanto “gracia” como nosotros, como “una unción externa, pero la interna tampoco la recibió como gracia del Espíritu Santo, sino como el Espíritu Santo mismo”. El Padre Fundador fundamenta esta afirmación con una cita de san Basilio, “Algunos son llamados santos porque son ungidos por la gracia y los dones del Espíritu Santo. Pero Cristo es llamado ungido por el mismo Espíritu Santo y la plenitud de las gracias. (A 31/464).          

-Cristo es conducido por el Espíritu Santo, lo que “revela su bautismo por la aparición visible del Espíritu Santo por el símbolo de la paloma en cuanto Hijo de Dios y fue así introducido en la vida publica. En el Espíritu Santo Cristo realizó sus milagros y llevó a cabo su sacrificio salvador por el mundo”

                Llama la atención la insistencia del Padre Arnoldo en el hecho de que “el Espíritu Santo nos da a Cristo”, una vez que ha afinado la recepción de dicho Espíritu de parte de Cristo. El “darnos a Cristo”, designa un proceder “activo” del Espíritu Santo, basado en la recepción “pasiva· de este mismo Espíritu por Cristo, el modelo y la mediación suprema para  nuestra relación con el Espíritu Santo, mediado por Cristo, el Dios- hombre, que tiene efectos importantes en cuanto nos sumerge en la vida de Cristo encarnado, posibilitándola en la profundidad de recepción-acción, que constituye el ser- persona en cuanto relación por excelencia.

 

3. Pentecostés: Hch 2,1ss

Explicación de Padre Arnoldo: El descenso del Espíritu Santo sobre la Iglesia en Pentecostés

Cuando el Padre Arnoldo se detiene en la manifestación de la Iglesia, gracias al Espíritu Santo desde Pentecostés, explica, sin duda, la consumación de la historia de salvación- Hch 2,3 s-: “les aparecieron muchas lenguas de fuego y se depositaron sobre cada uno de ellos y todos se llenaron del Espíritu Santo”. El Espíritu Santo baja sobre cada uno y todos se llenaron del Espíritu Santo, es decir, se constituyeron en comunidad-Joel 2, 28; (A 31/ 635). El Padre Arnoldo, además se fija en los detalles poco comunes, cuando insiste en la “belleza del Espíritu Santo”, es decir, une la dimensión eclesial con la creacional. Lo mismo sucede de modo permanente, porque El se derrama sobre todos los miembros de la Iglesia en los sacramentos. Bautismo, Penitencia, Eucaristía, Confirmación y Orden.

Sintetiza el Padre Arnoldo:  El Espíritu Santo es el amor, quien comunica la vida a los seres irracionales y a las creaturas racionales (imagen natural de Dios); luego comunica la imagen sobrenatural. Pero ésta es una gracia demasiado grande y debe ser merecida por Jesucristo, el Dios-hombre y finalmente se produce la efusión del Espíritu Santo sobre todas las personas.

De ahí que nuestra respuesta debe ser admiración y contemplación del Espíritu Vivificador-Amor. El Padre Arnoldo nos sorprende, cuando insiste ante la evocación de este triple “descenso” del Espíritu Vivificador-Amor en aclamaciones poco comunes de una mente matemática rigurosa como la del Fundador ¡Qué maravilla…! Estas aclamaciones revelan tanto un asombro siempre renovado como una gratitud extraordinaria a partir de una comprensión contemplativa del Espíritu Santo en cuanto misterio. El Padre Arnoldo concluye luego, destacando la urgencia misionera, impulsada por el Espíritu Vivificador- Amor, siendo la misión el norte de toda la exposición del Padre Fundador en cuanto objetivo principal. Pero esta misión no es cualquier cosa, sino debe ser un testimonio vivo del amor del Espíritu Santo Vivificador. Finalmente, el Padre Arnoldo no deja de sorprendernos, que los acentos que pone respecto a la relación con el Espíritu Santo “Vivificador-Amor” con nosotras, confluyen en el “amor especial”, que debemos al Espíritu Santo, junto con la “veneración” y “difusión de su honor”, en una palabra: debemos amarlo más, como el mismo Padre Arnoldo lo pidió para sí en su consagración al Espíritu Santo el 3 de octubre 1887 en Viena.