El 18 de Septiembre de cada año celebramos en Chile el Día de la Patria.

 

En el umbral de celebración de Bicentenario de Las Fiestas Patrias nos plantean no sólo la cuestión de un día libre, sino también como responder a nuestras obligaciones. Así nos preguntamos:

 

 ¿Amamos de verdad nuestra Patria?

 

En la práctica, ¿en qué debe notarse este amor y dedicación?

Vemos algo de nuestra realidad sobre lo que solemos sentir y hacer por nuestra patria. Prepararse bien  en la educación (escuelas, colegios, universidades, institutos profesionales etc. ) para poder trabajar con mucha responsabilidad por un país más libre, justo, fraterno  y solidario. 

 

¿Cómo respondemos a la crisis actual,  al conflicto de los pueblos originarios, a los problema de cambio climático, el calentamiento global, ¿qué medidas concretas debemos tomar? ¿ cómo cultivar nuevamente en nuestras acciones y actitudes, una nueva ética de vida, la "ética del cuidado"?

 

Debemos afianzar cada día nuestras relaciones humanas (con Dios, consigo mismo, con los demás, y con la naturaleza) en base a la no violencia, que significa evitar la violencia física externa y la violencia interior del espíritu. (Martín L.King)

 

Contemplar, cuidar, utilizar la creación respetándola. Todos tenemos derecho a una vida plena, propia de los Hijos de Dios, con unas condiciones de vida más humanas: libres de las amenazas del hambre y de toda forma de violencia. Queremos favorecer un desarrollo humano y sostenible basado en la justa distribución de las riquezas y la comunión de los bienes entre todos los pueblos.  (Doc. Aparecida)

 

La Palabra de Dios para este mes de Patria, también mes de la Biblia: "Busque primero el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas vendrán por añadidura" (Mt.6,33)  Si tú también buscas el Reino del Padre, experimentarás que Dios es Providencia en todas las ocasiones de tu vida. Descubrirás lo extraordinariamente normal que es el Evangelio.

 

ORACION:

Señor, tú que guías al universo con sabiduría y amor, escucha las oraciones que te dirigimos por nuestra patria, a fin de que la prudencia de sus gobernantes y la honestidad de los ciudadanos mantengan la concordia y la justicia y se alcancen el verdadero progreso y la paz. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.