Mensaje para el Día Internacional del Agua
Un año más y el mismo tema: el agua. Parece un tema repetido y ya sin fuerza. Pero precisamente porque es de suma gravedad urge estar poniendo este asunto en la conciencia de todos: autoridades, empresarios, trabajadores y ciudadanos de todas las edades.
En efecto, decir que el agua es toda necesaria, significa que el acceso de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas es un “derecho inalienable” que no puede ser tramitado ni menos marginado de la conciencia individual y colectiva.
“El Día Internacional del Agua” quiere poner en el primer plano de los intereses de la humanidad una realidad tan simple como necesaria como ésta: sin agua no hay vida, la supervivencia está en crisis, no hay dignidad para la vida humana.
El recordado Benedicto XVI nos alerta frente a este hecho que es cada vez más dramático: cuidar el agua del planeta, como elemento esencial para las actuales genera-ciones y las que vengan en el futuro para las diversos pueblos y culturas de la tierra.Al tocar este tema volvemos a decir que se requiere una “responsabilidad de veras compartida” por todos en considerar y administrar con inteligente madurez social este recurso precioso que el agua.
Pensar de este modo en nuestros valles de Atacama nos llevará a hacer posible que “todos puedan tener acceso al agua, y de modo especial, aquellos hombres y mujeres que en cualquier parte de la tierra “viven en condiciones de pobreza o de urgente necesidad.”
Los gobernantes, los empresarios de la minería y otros sectores de la producción, más todos los ciudadanos deben tener claro que “el derecho al agua es un imperativo ético y político en un mundo que dispone de niveles de conocimiento y de tecnologías capaces de acabar con las situaciones de escasez de este elemento básico para sobrevivir digna y sanamente.”Mirando el planeta, nuestro propio país, de modo especial nuestra Región ubicada en este Norte, tendríamos que evaluar el grado de responsabilidad social con que afrontamos el tema. Hoy comienza a repetirse en diversos ambientes una expresión nacida al alero de la Iglesia: la vigilancia frente a “los desiertos de los desiertos.” Con estas palabras se hace alusión a “esos desiertos que nacen en el ser humano por una ausencia de criterios éticos que originan los desiertos físicos o materiales. Estos van apareciendo por una explotación irracional de los recursos naturales como el agua limpia y suficiente o el aire puro y no contaminado.
Que este “Día Internacional del Agua” nos impulse a todos a “modificar nuestra manera de vivir en un esfuerzo educativo capaz de restituir a este bien común de la humanidad que es el agua, el valor y el respeto que merece.” Tener esto en cuenta nos ayudará a actuar según esas motivadoras palabras de Jesús: “ámense unos a otros como Yo los he amado.”
+Gaspar Quintana J., CMF.Obispo de Copiapó