La alegría ha inundado el corazón de todos y todas lo/as que estabamos atento/as a la situación de los 33 mineros atrapados en la Mina San José, Copiapó. La noticia que están vivos ha resonado en todos los rincones de nuestro país y más aalá de nuestras fronteras.

"Están vivos" es una dulce melodía que anima la esperanza de sus seres más queridos, de sus familiares y de quienes se esfuerzan con su trabajo por avanzar con los procesos de rescate que llevará más días de lo que humanamente podemos esperar...

 

Los mineros atrapados nos han demostrado su capacidad de pensar en los otros, su fortaleza para luchar contra las adversidades, su valoración de la vida por lo que han disciplinado sus provisiones para prolongarla en la espera de ser rescatados... en fin, su testimonio nos interpela a cada uno en este mes de la solidaridad. No hagamos oídos sordos a la voz del Señor que nos habla a través de estos hermanos nuestros y  sus respectivas familias, quienes les sostienen con su esperanza y su acompañarse mutuamente.

 

Continuemos con nuestra oración potenciando cada gesto que busca cuidar de la vida de nuestros mineros, de aquellos que están atrapados y también, de aquellos que siguen en sus labores cotidianas, quizás en condiciones precarias y arriesgando sus vidas, con el fin de tener lo necesario para sostener la vida de los suyos.