EXPRESIONES SOLIDARIAS FRENTE A LA SITUACIÓN QUE VIVE AYSEN
Estimado Hermanas/os en la fe y ciudadanos de Chile:
Como Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile queremos sumarnos a la gran cadena de solidaridad que se viene enlazando para apoyar a nuestros hermanos y hermanas de la Región de Aysén. Sabemos que lo que ocurre con ellos no es nuevo, sino producto de un sinnúmero de decisiones en donde los “alejados”, los olvidados y los más pobres son siempre los más perjudicados.
Apoyamos con inmenso cariño las declaraciones de nuestro hermano Obispo de Aysén, Luis Infanti de la Mora; pastor de la Iglesia que peregrina en aquella región del sur de Chile. También apoyamos firmemente en la persona del dirigente y vocero del movimiento Sr. Iván Fuentes, a todos los dirigentes sociales que han asumido la voz de esta postergada zona de nuestro país. Creemos que el Movimiento de Aysén pertenece a todo Chile, como lo indica su lema: “Tu problema, es mi problema”; en especial a nuestros hermanos y hermanas trabajadores, pobladores, padres y madres de familia, gente honesta, pacífica y cansada de aguantar y ser víctimas de tanta injusticia por un tiempo tan prolongado.
Queremos afirmar, una vez más, que “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (Concilio Vaticano II). Por eso los religiosos y religiosas de Chile, tenemos plena claridad que el papel de la Iglesia nunca ha sido la sola oración y que la oración sin acción es viento, “¿De que le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y no tienen nada para comer, y uno de ustedes les dice: “Váyanse en paz, abríguense y coman”, pero no les da lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe: si no tiene obras, está completamente muerta”. (Santiago 2, 14 – 17).
Seguimos a Jesús, que con toda claridad echa a los mercaderes del Templo de Jerusalén (ver Juan 2, 13-25), símbolo religioso y comercial de su tiempo. Asimismo, siguiendo las enseñanzas del Maestro, nos indignamos ante lo que ocurre en Aysén y denunciamos cualquier tipo de acción violenta contra los ciudadanos, cualquier negación al ejercicio del diálogo pacífico. Nos manifestamos contrarios a cualquier posibilidad de aplicación de leyes (anti-terrorista, de Seguridad Nacional, por ejemplo) que no concuerdan con los problemas en cuestión.
Queremos anunciar la Esperanza, la Fraternidad y la Paz. Creemos en el ser humano y depositamos nuestra Fe en Aquel que nos amó y nos Liberó de toda opresión y muerte. Es posible construir la gran “mesa para todos” a través de la escucha del otro y de la empatía con nuestros hermanos más afectados.
Que el Espíritu del Resucitado nos guíe a encontrar las verdaderas sendas del amor y la justicia.
Departamento Justicia y Paz – JUPIC
CONFERRE- CHILE